El ser
humano, equivocadamente, ha creído estar separado de sus congéneres. Hemos
creído en la individualidad, dando “realidad” a la separación. Lo cierto es que
aunque nos expresamos de forma separada de los demás, estamos interrelacionados
por diversas formas. La ciencia moderna nos ha apoyado a entender esta relación
a través diversas teorías, debidamente demostradas. Cito algunas para facilitar
tu exploración.
La
teoría de la resonancia mórfica, Rupert Sheldrake
La
epigenética conductual, Michael Meaney - Moshe Szyf
El
holograma, Dennis Gabor
El
fractal, Benoît Mandelbrot
El
entrelazamiento cuántico, Einstein, Podolsky y Rosen
El inconsciente
familiar, Carl Gustav Jung
Mi
experiencia personal me ha llevado a explorar la teoría del inconsciente
familiar y lo que propongo lo hago desde esta perspectiva.
Son muy
variadas las circunstancias, dramas, eventos, secretos, fracasos, asesinatos,
abortos, ruinas económicas, enfermedades, abandonos y un sin número de hechos
que han ocurrido en nuestra familia a través de generaciones. Y creo
firmemente, que esos eventos tienen algún tipo de influencia en nuestra vida actual. Lo
que lo hace evidente, es la repetición de algunos de esos eventos, aparentemente
contra nuestra voluntad.
Tal
vez, como en mi caso, tu actual circunstancia de vida empiece a generarte
algunas reflexiones. Es triste ver familias sumidas en la repetición de dramas
y creer que son solo victimas del castigo divino, del destino, del sistema social, de la mala
suerte o de alguna maldición. Nombro las creencias más comunes, aunque existen
miles de excusas que se dan las personas ante su situación y que podrían
empezar a resolver solo con formularse esta pregunta:
¿De quién es la vida que estoy viviendo?
Una
circunstancia de desempleo en tu familia, debería llevarte a la reflexión y no a
la simple y fácil excusa que nos damos al afirmar: “… es que en este país no
hay trabajo.” Tal vez existe un “programa
de no trabajar” que les está llevando al desempleo.
Otro
hecho frecuente es el de las enfermedades. Lo más frecuente que escucho decir
es: “…esa fue la voluntad de Dios”. No creo
en un Dios capaz de condenar a un ser a vivir con limitaciones físicas o
mentales. Creo que es consecuencia de algunos eventos sucedidos a nivel
Transgeneracional. ¿Has escuchado hablar de las enfermedades hereditarias?
Existe una relación mente – cuerpo y éste somatiza las emociones guardadas. Las
llamo emociones traficadas. Debemos aprender a gestionar nuestras emociones.
La
buena noticia es que podemos vivir nuestra propia vida, sin la carga emocional
generada por nuestros actos y aquellos de otros miembros de nuestra familia.
El Perdón es el camino que
debemos recorrer. Perdonar no es ubicarnos en el altar del ego y decir: Yo te
perdoné. Perdonar
no es otra cosa que recordar únicamente los pensamientos amorosos que diste en
el pasado, y aquellos que se te dieron a ti. Todo lo demás debe olvidarse.
El
perdón no es piedad, la cual no hace sino tratar de perdonar lo que cree que es
verdad. No se puede devolver bondad por maldad, pues el perdón no establece
primero que el pecado sea real para luego perdonarlo. Nadie puede perdonar
hasta que aprende que corregir es tan solo perdonar, nunca acusar.
El
verdadero perdón es permitir que las cosas sean como fueron, como son, y como
serán.
¿Cuán
dispuesto estás a perdonar? ¿Hasta qué
punto deseas la paz en lugar de los conflictos interminables, el sufrimiento y
el dolor?
Cuando
comprendas que:
“Nada vino para fastidiarnos, todo vino para
transformarnos” y de tu corazón salga un “Muchas Gracias”, habrás sanado y habrás liberado a tus ancestros.
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