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lunes, 27 de febrero de 2017

El perdón es la llave de la felicidad

He aquí la respuesta a tu búsqueda de paz. He aquí lo que le dará significado a un mundo que no parece tener sentido. He aquí la senda que conduce a la seguridad en medio de aparentes peligros que parecen acecharte en cada recodo del camino y socavar todas tus esperanzas de poder hallar alguna vez paz y tranquilidad. Con esta idea todas tus preguntas quedan contestadas; con esta idea queda asegurado de una vez por todas el fin de la incertidumbre. (Haz clic en la imagen)

La mente que no perdona vive atemorizada, y no le da margen al amor para ser lo que es ni para que pueda desplegar sus alas en paz y remontarse por encima de la confusión del mundo. La mente que no perdona está triste, sin esperanzas de poder hallar alivio o liberarse del dolor. Sufre y mora en la aflicción, merodeando en las tinieblas sin poder ver nada, convencida, no obstante, de que el peligro la acecha allí.

La mente que no perdona vive atormentada por la duda, confundida con respecto a sí misma, así como con respecto a todo lo que ve; atemorizada y airada. La mente que no perdona es débil y presumida, tan temerosa de seguir adelante como de quedarse donde está, de despertar como de irse a dormir. Tiene miedo también de cada sonido que oye, pero todavía más del silencio; la obscuridad la aterra, más la proximidad de la luz la aterra todavía más. ¿Qué puede percibir la mente que no perdona sino su propia condenación? ¿Qué puede contemplar sino la prueba de que todos sus pecados son reales?

La mente que no perdona no ve errores, sino pecados. Contempla el mundo con ojos invidentes y da alaridos al ver sus propias proyecciones alzarse para arremeter contra la miserable parodia que es su vida. Desea vivir, sin embargo, anhela estar muerta. Desea el perdón, sin embargo, ha perdido toda esperanza. Desea escapar, sin embargo, no puede ni siquiera concebirlo, pues ve pecado por doquier.

La mente que no perdona vive desesperada, sin la menor esperanza de que el futuro pueda ofrecerle nada que no sea desesperación. Ve sus juicios con respecto al mundo, no obstante, como algo irreversible, sin darse cuenta de que se ha condenado a sí misma a esta desesperación. No cree que pueda cambiar, pues lo que ve da testimonio de que sus juicios son acertados. No pregunta, pues cree saber. No cuestiona, convencida de que tiene razón.

El perdón es algo que se adquiere. No es algo inherente a la mente, la cual no puede pecar. Del mismo modo en que el pecado es una idea que te enseñaste a ti mismo, así el perdón es algo que tienes que aprender, no de ti mismo, sino del Maestro que representa a tu otro Ser. A través de Él aprendes a perdonar al ser que crees haber hecho, y dejas que desaparezca. Así es como le devuelves tu mente en su totalidad a Aquel que es tu Ser y que jamás puede pecar.

Cada mente que no perdona te brinda una oportunidad más de enseñarle a la tuya cómo perdonarse a sí misma. Cada una de ellas está esperando a liberarse del infierno a través de ti, y se dirige a ti implorando el Cielo aquí y ahora. No tiene esperanzas, pero tú te conviertes en su esperanza. Y al convertirte en su esperanza, te vuelves la tuya propia. La mente que no perdona tiene que aprender, mediante tu perdón, que se ha salvado del infierno. Y a medida que enseñes salvación, aprenderás lo que es. Sin embargo, todo cuanto enseñes y todo cuanto aprendas no procederá de ti, sino del Maestro que se te dio para que te mostrase el camino.

Nuestro propósito consiste en aprender a perdonar. Si estás dispuesto, hoy puedes aprender a aceptar la llave de la felicidad y a usarla en beneficio propio. 

La mente que no perdona no cree que dar y recibir sean lo mismo.


UCDM

miércoles, 22 de febrero de 2017

Hablemos en silencio sobre… Perdón Autentico


El Universo transforma en perfectas lecciones de perdón a aquellas circunstancias que nos presenta la vida y las utiliza como un medio para despertarnos del sueño del dolor. Cada una representa una oportunidad de sanar nuestras percepciones y de corregir nuestros errores. Cada una es una nueva oportunidad de perdonarnos a nosotros mismos, perdonando a otros. Perdonar a otros es la única manera en que nosotros mismos podemos ser perdonados, ya que refleja la ley celestial según la cual dar es lo mismo que recibir.

Tú que quieres la paz sólo la puedes encontrar perdonando completamente. Nadie aprende a menos que quiera aprender y crea que de alguna manera lo necesita.

martes, 21 de febrero de 2017

Creación y destrucción del karma

“La ley es simple. Cada experiencia se repite o se sufre hasta que la experimentas adecuada y completamente por primera vez.”
Ben Okri


Justo en el momento en que tenemos un encuentro con el enojo, con la tristeza, con el miedo, con la duda, con el dolor, en su estado puro, no filtrado y completamente natural; sin el intento de evitarlo, ni de adormecernos ante él, sin manipularlo de alguna forma, sin convertirlo en nuestro enemigo, ese ciclo del karma relacionado a ese aspecto en particular de la experiencia, se rompe.

Cuando hay resistencia hacia lo que ya es, cuando se trata de evitar lo que surge en la vida, cuando se rechaza alguna experiencia, cuando uno se rehúsa a convivir con ESTO tal y como es, ese enojo puro, natural, se solidifica como "mi enojo”, y nace entonces una identidad (falsa). Ahora me identifico como “el que está enojado” (o “el que está frustrado” o “el miedoso”, y así sucesivamente.)  He olvidado que soy el vasto espacio de consciencia en donde todas las sensaciones y sentimientos tienen el absoluto permiso de surgir. Olvidé que lo que realmente soy es por naturaleza algo no identificable e incapaz de juzgar… ¡sin tener que “intentar” serlo! Olvido mi verdadera identidad como la vida misma. Olvido la vastedad y me identifico como una “cosa” muy limitada, un objeto dentro del tiempo y el espacio. Es aquí donde nace el karma. Y donde comienza la violencia.

La historia del karma, la historia de la causa y el efecto, es la historia de “este objeto o persona HIZO que me enojara”. Repito la historia una y otra vez, me la repito a mí y a los demás, a través de mis palabras y mis acciones. Estoy inconscientemente jugando el papel de “la persona enojada”, y entonces ¡ahora voy por todos lados buscando cosas y personas con QUIEN enojarme! Árboles, autos, animales, palabras - cualquier cosa se vale. Si no hubiera objetos o personas con QUIEN enojarme ¿cómo podría yo reconocerme como “el enojado”? ¡Por eso creo que debo alimentar esa identidad! Me protejo a mí mismo de la muerte de esa identidad proyectando mi enojo hacia todo y todos los que veo. Ahora viene hacia mí un momento eterno de enojo y así es como el ciclo comienza. Me identifico como una persona separada.

Años después podría yo seguir regurgitando la misma historia, repitiendo la experiencia incansablemente, reconstruyendo la historia de “yo y mi enojo” y la justificación de porqué estoy enojado, lo mal que todo salió, lo terrible que tal o cual persona hizo. Puedo repetir esto a mis hijos y ellos lo repetirán a sus hijos y la identificación pasará a través de las generaciones, y el círculo del prejuicio y violencia se mantendrá intacto. Ese es el verdadero significado de la reencarnación. Y todo esto continúa hasta que el ciclo se rompe, en un solo momento, a través de la profunda aceptación de lo que surge. El Amor, en el sentido profundo de la palabra, destruye el karma.

En la absoluta aceptación, esa energía pura de vida que llamamos “enojo” (o miedo, o dolor…) es aceptada profundamente conforme surge en el momento, y es reconocida como yo mismo. Esa sensación natural está siendo profundamente aceptada aquí para que viva su breve existencia y muera en su debido tiempo. La etiqueta “enojo” ni siquiera tiene la necesidad de surgir, ya que ninguna etiqueta es necesaria en el misterio de esto. Y estas etiquetas, si es que llegan a aparecer, son también bienvenidas como parte del misterio. La sensación es bienvenida, y tiene permiso de estar, y permiso de pasar con su dulce forma. La intensidad de la vida se recibe con un bello abrazo.

Los pensamientos, sensaciones y sentimientos surgen en el océano que somos, los “hijos” de la consciencia, como yo les llamo - sí, ¡la consciencia es el padre supremo! - no se abortan, no se les aplica la eutanasia, no son negados. Se les honra. Se les reconoce en presencia. Nunca se convierten en enemigos. Y así, nunca nos identificamos como seres limitados. “El enojado” jamás nace - sólo hay un momento de enojo. “El frustrado” nunca tiene porqué surgir - sólo surge un momento de frustración. “La víctima del dolor” jamás tiene la oportunidad de echar sus raíces - hay sólo esa fuerte sensación a la que llamamos “dolor”. Y todas esas olas surgen y se disuelven en el inmenso océano que somos, nunca se vuelven “permanentes”. “El herido” se reconoce ahora por la imagen transitoria que realmente es. “La víctima” es sólo una historia, aquí en la vastedad que tú eres. El recuerdo de esta vastedad - que es la vastedad que nos compone a todos - reverbera a través de las generaciones. El karma nunca se crea y de la misma forma tampoco se transmite. Tú no te reúnes con tus seres amados como “la persona enojada” o “el herido” o “el temeroso”, sino como la vastedad ilimitada en donde la ira, el miedo, el dolor, la duda, en donde toda energía tiene permiso de surgir y desaparecer. Sanándote a ti mismo de una identificación errónea, otros sanarán automáticamente gracias a “ti”. El karma ya no se “genera” y así, el ciclo se rompe.

Un momento presente no es sólo un momento presente. Es precioso y sagrado y está preñado de potencial. Es una invitación para liberar a tus seres queridos de “ti”, ahora y en las generaciones futuras al dejar de participar en la creación del karma. Liberándote a ti de esa manera, liberas al universo para siempre.

Jeff Foster

sábado, 11 de febrero de 2017

Un momento de plena consciencia y calma


Detente. Sólo por un momento. 

Siente la magia al inhalar, al exhalar. Siente tu vientre elevarse y descender en su propio dulce tiempo, como una ola en el océano. 

Date cuenta de lo que está vivo en tu cuerpo ahora. Sal de la historia del pasado y futuro, de la culpa y la anticipación, de lo que ‘no está aquí’ y de lo que 'debería estar aquí’ y ofrécele una amorosa atención a la danza de la sensación física que surge aquí, donde estás. Una sensación de revoloteo en el estómago, ahora. Una tensión en los hombros, una presión en la frente, ahora. Una suave y excitante sensación en el pecho, ahora. 

Si encuentras un área de malestar, está bien - mantente presente ahí. No trates de eliminarla, de hacerla desaparecer. No la califiques, ni juzgues como 'mala’ o 'negativa’. En este momento, ni siquiera intentes 'sanarla’. (A veces, el deseo de 'sanar’ puede ser una sutil forma de resistencia.) Y si notas alguna resistencia, alguna falta de aceptación, permítele también estar allí. Permanece curioso, fascinado. Sé curioso, incluso con respecto a tu falta de curiosidad. 

Permite que todos los pensamientos surjan y desaparezcan. Los pensamientos son nubes, tú eres el cielo, el espacio para todos los pensamientos, no su enemigo. No trates de borrar ningún pensamiento, ni aquietarlo. Abraza su glorioso ruido, y recuerda que no son lo que realmente eres. 

No trates de hacer que algo suceda. No estás en busca de una experiencia diferente. ¡Siente curiosidad por esta experiencia! Este día. Esta hora. Este momento. Esta inmediatez. Justo donde estás. ¿Cómo es aquí? Adéntrate en la frescura de este momento. 

No puedes sentirte verdaderamente curioso acerca de tu inmediata y encarnada experiencia presente y al mismo tiempo sentirte atascado en una historia de miedo y culpa. Si las conclusiones precipitadas son la enfermedad, si el miedo y el estrés son los síntomas, la curiosidad de un corazón abierto es la única medicina. Este momento es tu ancla, tu hogar cósmico en un mundo eternamente cambiante, tu calma en medio de la tormenta. 

- Jeff Foster

martes, 7 de febrero de 2017

Despertar

Si ya has despertado y ves como duermen los demás a tu alrededor, entonces camina de puntillas, respeta su sueño y descubre la perfección de sus propios tiempos, así como fueron perfectos los tuyos. Cuando ellos abran sus ojos, el fulgor de tu brillo les ayudará a despertar sin necesidad de que hagas nada. Si aún duermes, relájate y disfruta tu sueño, estás siendo mecido y cuidado.
Despertar no es un acto de magia, aunque llena de magia tu vida.
Despertar no tiene nada que ver con el mundo externo, aunque todo lo que te rodea parece tener un nuevo brillo.
Despertar no cambia tu vida, si bien sientes que todo ha cambiado.
Despertar no borra tu pasado, pero al mirar atrás lo percibes como la historia de alguien muy querido que aprendió muchas cosas, pero sientes que ese alguien ya no eres tú.
Despertar no despierta a tus seres queridos, pero ellos se ven más divinos ante tus ojos.
Despertar no sana todas tus heridas, pero ellas dejan de gobernarte.
Despertar no te hace más popular, pero ya no volverás a sentirte solo.
Despertar no te embellece ante los demás, pero te hace perfecto ante tu propia mirada.
Despertar no te da más poder, pero descubres el poder que tienes.
Despertar puede que no disuelva los barrotes de tus cárceles, pero te da la libertad de ser tú mismo.
Despertar no cambiará el mundo, al menos de repente, pero te cambiará a ti.
Despertar no te quita responsabilidad, muy por el contrario, te da conciencia de las consecuencias de tus actos y elecciones.
Despertar no te hace tener siempre la razón, más bien ya no sientes la necesidad de tenerla.
Despertar es amarte a ti mismo, con tus límites y con tus experiencias, es amar al otro como parte de tu ser y es amar a la existencia. Permítete disfrutar de la experiencia de ser ese Ser maravilloso que ya eres. Tu vida es un Acto Sagrado pues es la creación del Dios que hay en ti, que eres tú.
Anónimo

lunes, 6 de febrero de 2017

Relaciones Sistémicas


Siempre he creído ser libre y haber tomado mis propias decisiones, hasta que algún día empecé a preguntarme el por qué no lograba los resultados que esperaba y para los cuales dedicaba mis mejores esfuerzos. Me di cuenta que algunas de mis reacciones eran desproporcionadas frente a la simple causa que los generaba. Y hacía cosas que muy dentro de mí sabía que no las debía hacer.

El ser humano, equivocadamente, ha creído estar separado de sus congéneres. Hemos creído en la individualidad, dando “realidad” a la separación. Lo cierto es que aunque nos expresamos de forma separada de los demás, estamos interrelacionados por diversas formas. La ciencia moderna nos ha apoyado a entender esta relación a través diversas teorías, debidamente demostradas. Cito algunas para facilitar tu exploración.

La teoría de la resonancia mórfica, Rupert Sheldrake 
La epigenética conductual, Michael Meaney - Moshe Szyf
El holograma, Dennis Gabor
El fractal, Benoît Mandelbrot
El entrelazamiento cuántico, Einstein, Podolsky y Rosen
El inconsciente familiar, Carl Gustav Jung

Mi experiencia personal me ha llevado a explorar la teoría del inconsciente familiar y lo que propongo lo hago desde esta perspectiva.

Son muy variadas las circunstancias, dramas, eventos, secretos, fracasos, asesinatos, abortos, ruinas económicas, enfermedades, abandonos y un sin número de hechos que han ocurrido en nuestra familia a través de generaciones. Y creo firmemente, que esos eventos tienen algún tipo de influencia en nuestra vida actual. Lo que lo hace evidente, es la repetición de algunos de esos eventos, aparentemente contra nuestra voluntad.

Tal vez, como en mi caso, tu actual circunstancia de vida empiece a generarte algunas reflexiones. Es triste ver familias sumidas en la repetición de dramas y creer que son solo victimas del castigo divino, del destino, del sistema social, de la mala suerte o de alguna maldición. Nombro las creencias más comunes, aunque existen miles de excusas que se dan las personas ante su situación y que podrían empezar a resolver solo con formularse esta pregunta:

¿De quién es la vida que estoy viviendo?

Una circunstancia de desempleo en tu familia, debería llevarte a la reflexión y no a la simple y fácil excusa que nos damos al afirmar: “… es que en este país no hay trabajo.”  Tal vez existe un “programa de no trabajar” que les está llevando al desempleo.

Otro hecho frecuente es el de las enfermedades. Lo más frecuente que escucho decir es: “…esa fue la voluntad de Dios”.  No creo en un Dios capaz de condenar a un ser a vivir con limitaciones físicas o mentales. Creo que es consecuencia de algunos eventos sucedidos a nivel Transgeneracional. ¿Has escuchado hablar de las enfermedades hereditarias? Existe una relación mente – cuerpo y éste somatiza las emociones guardadas. Las llamo emociones traficadas. Debemos aprender a gestionar nuestras emociones.

La buena noticia es que podemos vivir nuestra propia vida, sin la carga emocional generada por nuestros actos y aquellos de otros miembros de nuestra familia.

El Perdón es el camino que debemos recorrer. Perdonar no es ubicarnos en el altar del ego y decir: Yo te perdoné. Perdonar no es otra cosa que recordar únicamente los pensamientos amorosos que diste en el pasado, y aquellos que se te dieron a ti. Todo lo demás debe olvidarse.

El perdón no es piedad, la cual no hace sino tratar de perdonar lo que cree que es verdad. No se puede devolver bondad por maldad, pues el perdón no establece primero que el pecado sea real para luego perdonarlo. Nadie puede perdonar hasta que aprende que corregir es tan solo perdonar, nunca acusar.

El verdadero perdón es permitir que las cosas sean como fueron, como son, y como serán.

¿Cuán dispuesto estás a perdonar?  ¿Hasta qué punto deseas la paz en lugar de los conflictos interminables, el sufrimiento y el dolor?

Cuando comprendas que:
“Nada vino para fastidiarnos, todo vino para transformarnos” y de tu corazón salga un “Muchas Gracias”, habrás sanado y habrás liberado a tus ancestros.


jueves, 2 de febrero de 2017

Empoderarte, Libera tu Ser




De alguna manera los seres humanos hemos estado buscando la solución a diversas dificultades que nos presenta la vida, con la errática aproximación a lo externo, buscamos fuera lo que existe en nuestro interior. Escuchamos una y otra vez nuestras propias opiniones esperando que éstas algún día funcionen o, lo que es peor, esperando una solución mágica como respuesta genérica a nuestras vicisitudes.

En el camino espiritual no existen atajos. Debes caminar paso a paso hacia tu interior, allí están todas tus respuestas.

EMPODERARTE Libera tu Ser es un Seminario donde conocerás cómo está integrado tu Ser: qué lo compone, cómo funciona cada una de sus estructuras y cómo interactúan entre ellas. Identificarás cuáles son los programas que gobiernan tu mente, como se originan y como se manifiestan en tu vida. Encontrarás las respuestas al por qué no has logrado llevar a feliz término los objetivos que te has fijado, descubrir la causa de desarmonías en tus relaciones, el origen de las enfermedades, etc. Te invitaremos a recorrer el camino del PERDÓN y la GRATITUD para encontrar paz.

Muchas personas inician procesos de perdón y aunque cuentan con rutinas establecidas y exitosas para otras personas, no logran liberarse de las cadenas del resentimiento y del dolor. ¿Qué los sabotea? ¿Qué es lo que impide que lo logren?

Escríbenos al correo oscarmarcruz@gmail.com y te ampliaremos la información del contenido, metodología y las herramientas que podrás encontrar en EMPODERARTE Libera tu Ser.

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Profe, enséñeme a aprender no a obedecer.