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jueves, 9 de noviembre de 2017

A cada santo le llega su día… decía el abuelo

En el camino de la vida nos encontramos, en diversos escenarios, personas enfrentando situaciones de dolor, dolor con el cual nos sintonizamos, a través de lo que llamamos empatía. Mal definida empatía, porque normalmente esa sintonía la hacemos desde el dolor que nos identifica con la persona que sufre, sin darnos cuenta que esto aumenta el sufrimiento, aunque nuestro deseo sea que el otro no sufra. La empatía, mal aplicada, solo perpetúa el sufrimiento. Un Curso de Milagros cita: El significado del amor (empatía) se pierde en cualquier relación que vaya en busca de la debilidad y espere encontrar amor en ella.

Cada persona está recorriendo con altos y bajos, con amor y sin amor, con dolores y alegrías, con esfuerzo y sin esfuerzo el camino de la vida y algún día llegará a su destino. Destino que solo ella debe descubrir. No pretendas andar o desandar el camino de otro. Recuerda, no eres el maestro, eres el alumno. Tampoco pretendas ser el juez que determina lo bueno y lo malo o aquello que deberían hacer los demás.

Gran parte de la problemática del mundo actual, se afianza en el impedimento que hacemos para que las personas recorran su propio sendero. Pretendemos ahorrarles dificultades desconociendo que a través de ellas pueden descubrir sus bloqueos emocionales y re-direccionar su camino. Toma distancia y anima con tu apoyo para que quienes te rodean den sus propios pasos, con la certeza de que el día propicio llegará y logrará su despertar. No pretendas despertar al que duerme, no lo comprenderá, no está preparado, déjalo dormir que las campanas del tiempo, de su tiempo, lo despertarán en su día.

Recuerda la enseñanza de Un Curso de Milagros: “La curación se hará a un lado siempre que pueda percibirse como una amenaza.” Las personas viven tan aferradas a la realidad de su dolor, que no conciben una vida sin sufrimiento. Permíteles recorrer su camino.

Y como dice el poeta anónimo: “Si ya has despertado y ves como duermen los demás a tu alrededor, entonces camina de puntillas, respeta su sueño y descubre la perfección de sus propios tiempos, así como fueron perfectos los tuyos. Cuando ellos abran sus ojos, el fulgor de tu brillo les ayudará a despertar sin necesidad de que hagas nada. Si aún duermes, relájate y disfruta tu sueño, estás siendo mecido y cuidado.”


Todos tenemos nuestro momento de despertar. Duerme si estás dormido, camina si estás despierto y juntos, solo juntos, podremos llegar.


Oscar Marino Cruz García

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Profe, enséñeme a aprender no a obedecer.