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martes, 20 de febrero de 2018

De tal palo tal astilla… decía el abuelo.

Expresión que usaba para referirse a alguien que repetía comportamientos observados en otra persona de la familia. Hace algunos días estuvo en cartelera la película Coco. Nos muestra la forma en que influye en nosotros las decisiones “desacertadas” de nuestros ancestros, y la carga emocional que llevamos debido ello, pero lo más importante, es que nos da una pista para salir de semejante embrollo en el que nos “metieron”.

La Biblia dice: "Castigaré los pecados de los padres hasta la tercera y cuarta generación", es una aseveración cruel, por parte de un dios castigador… ¿Qué responsabilidad tengo por decisiones tomadas por personas que ni siquiera conocí? Creo que la pregunta es válida, al menos para una reflexión. Cuando permití en mi mente esta perspectiva, tuve una sensación dualista. La primera es que alguien era responsable de mis circunstancias actuales. Lo segundo, por el contrario, era sentir gratitud por mis ancestros, pues gracias a ellos yo estaba en este mundo. ¿Cómo sentir verdadera gratitud, por alguien que juzgo como el responsable de mis circunstancias?, ahora entiendo por qué mis oraciones solo me daban tranquilidad sin sentir una paz verdadera.

UCDM dice: “Para el Espíritu Santo, la frase significa que en las generaciones posteriores Él todavía podrá reinterpretar lo que las generaciones previas habían entendido mal, anulando así la capacidad de dichos pensamientos para suscitar miedo. El perdón no es piedad, la cual no hace sino tratar de perdonar lo que cree que es verdad. el perdón no establece primero que el pecado sea real para luego perdonarlo. Nadie que esté hablando en serio diría: "Hermano, me has herido. Sin embargo, puesto que de los dos yo soy el mejor, te perdono por el dolor que me has ocasionado"”.

Observando con detalle la película, cuando Miguel se encuentra con su tatarabuela, le lanza una frase concluyente: “…tú ya viviste tu vida, permite que yo viva la mía”.  Una decisión, solo una decisión es suficiente para que la Vida nos ofrezca lo necesario para hallar la verdad. En otras palabras, es permitirnos ver las cosas de otra manera. El drama nos cuenta del rechazo heredado hacia un miembro de la familia por una decisión tomada. El rechazo, es un juicio que hacemos sin tener la información completa y verdadera de los hechos. Y lo perpetuamos al adherimos al juicio de otros, sin permitirnos conocer la verdad. Fuera del contexto de la película y haciendo referencia a la vida real, no solo heredamos hechos dolorosos, existen éxitos que nos dejan el sinsabor de que “algo me hace falta”, y esa sensación de estar incompletos nos genera estrés existencial. Finalmente es lo mismo, diferente forma mismo dolor, nada es completo, porque buscamos en el otro la causa que solo existe en tu interior.

Por otra parte, la película nos recuerda la importancia de la familia, del amor filial. Desafortunadamente, lo que hoy vemos son familias separadas por el dolor, el éxito, resentimientos, enfermedades, dinero, creencias religiosas, dependencia emocional, etc., y lo curioso de todo es que vamos tratando de convencer, unos a otros, para que se sumen a nuestras creencias (dolores) y cual equipo de futbol buscamos personas que se adhieran a nuestro club de fans. La filiación es una estructura que nos refleja todo aquello que debemos sanar y nuestro error es ver el error en el otro. Recurrimos a la oración como el medio de ayudar al otro y si consideras que debes hacer oración para alguien, te garantizo que debe ser para ti mismo, para nadie más. Solo tú necesitas la guía de Dios para que te ayude a cambiar la percepción con que observas lo que sucede a tu alrededor, de tal forma, que dejarás de ver la paja en el ojo ajeno y podrás observar la viga que tienes en los tuyos. Si existe alguien en ilusión, ese eres tú.  Asume la responsabilidad de tu vida.

UCDM dice: “Respondes a lo que percibes, y tal como percibas así te comportarás. La Regla de Oro te pide que te comportes con los demás como tú quisieras que ellos se comportasen contigo. Esto significa que tanto la percepción que tienes de ti como la que tienes de ellos debe ser fidedigna. La Regla de Oro es la norma del comportamiento apropiado. Tú no puedes comportarte de manera apropiada a menos que percibas correctamente. Dado que tú y tu prójimo sois miembros de una misma familia en la que gozáis de igual rango, tal como te percibas a ti mismo y tal como lo percibas a él te comportarás contigo mismo y con él. Debes mirar desde la percepción de tu propia santidad a la santidad de los demás.”

Vive tu vida, escucha tu corazón y permite que Dios te guíe. No continúes perpetuando creencias de dolor y sufrimiento, creencias que no son tuyas y que te llevan a tomar decisiones equivocadas. Nuestros ancestros tomaron las decisiones que sus niveles de consciencia les permitieron. Decisiones acertadas para ellos, en su momento, porque así lo creyeron. Tu nivel de consciencia es diferente, por lo tanto, debes tomar decisiones diferentes. Pero, recuerda, que para tomar decisiones diferentes se requiere un cambio de percepción. La oportunidad que nos da la Vida de vivir, aparentemente, historias repetidas, de fracaso o éxito impregnadas de dolor, es porque tienes la responsabilidad contigo y tus ancestros, de cortar esos lazos de sufrimiento e interrumpir su continuidad.

Una forma de hacerlo para encontrar respuestas es la auto indagación. Pregúntate… ¿Para qué estoy viviendo esto? Examina el problema, pide la respuesta, y cuando te llegue, acéptala.

Ver el pecado del otro es aferrarnos al sufrimiento. Es desafortunado ver como las personas son empáticas con los demás, desde el sufrimiento, desde el victimismo, sin ser conscientes que ésta, mal llamada empatía, nos conduce a perpetuar el dolor. El verdadero amor no es corregir el aparente error del otro, es acogerlo, aunque crea que se ha equivocado. El verdadero perdón es darnos cuenta de que no había nada que perdonar, solo aceptar. El sufrimiento tiene su bondad y es que nos hace sentir de que debe haber otra forma de vivir y, si lo permitimos, despertar desde nuestro interior el sentimiento de amor, sentimiento que siempre ha estado allí. Y como en la película, solo basta un recuerdo de amor, para que el amor se manifieste. Hoy desde una nueva percepción puedo afirmar...  Soy Amor, porque soy hijo del Amor. De tal palo, tal astilla…. Decía el abuelo.

Oscar Marino Cruz García

Coach Espiritual

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Profe, enséñeme a aprender no a obedecer.