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viernes, 21 de julio de 2017

Si Dios quiere… decía el abuelo

Cuando manifestaba mis deseos el abuelo los complementaba con… Si Dios quiere. ¿Qué significa si Dios quiere? ¿Será que Dios podrá estar en contra de mis deseos? Muchas preguntas rondaban por mi mente. La Vida se encarga de enseñarnos a través de nuestros propios errores, y es paradójico, porque nos permite “decidir” para que podamos darnos cuenta de nuestras equivocaciones.

Este mundo creado por la mente humana y sobre el cual creemos tener dominio nos presenta una serie de opciones, muy tentadoras, que nos alejan del mundo Real. Hoy siento que el abuelo con su refrán pretendía hacerme caer en la cuenta que existe un mundo Real, más allá del que me he inventado, y que la Voluntad de Dios se manifiesta, aquí, si permito que me guíe.

Uno de los errores que hoy percibo es que me hago caso a mí mismo y tomo decisiones basadas en mis percepciones de un mundo creado por mi imaginación... mi sufrimiento se perpetúa. Si Dios quiere, se refiere al Conocimiento, la Verdad, el Amor. Cuando tomo decisiones guiado por Dios estoy actuando desde el Conocimiento y desde esta perspectiva solo podré tomar decisiones acertadas para mí y para los demás.

Un Curso de Milagros dice: “Del conocimiento y de la percepción surgen dos sistemas de pensamiento distintos que se oponen entre sí en todo. En el ámbito del conocimiento no existe ningún pensamiento aparte de Dios porque Dios y Su Creación comparten una sola Voluntad. El mundo de la percepción, por otra parte, se basa en la creencia en opuestos, en voluntades separadas y en el perpetuo conflicto que existe entre ellas, y entre ellas y Dios.”

Cada que nos encontramos en el mundo de la percepción nos atrapamos en un sueño del cual no podemos salir sin ayuda. Ahora, cada que debo tomar una decisión, simplemente me aparto hacia mi interior y en silencio pido la orientación de Dios con la certeza que la decisión que finalmente tome tiene Su orientación. En algunos casos me encuentro con que la decisión que debo tomar va en contravía de mis creencias y surge la pregunta ¿A quién le creo? Entonces, suelto mis percepciones y permito que el Conocimiento se manifieste… hago caso.

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Profe, enséñeme a aprender no a obedecer.